Gobernabilidad Ciudadana
En la actualidad, nos encontramos con cambios sustanciales con respecto a la representatividad y la eficacia, en cuanto a sus finalidades y contenido; caracterizándose básicamente, por hechos como la globalización, complejidad, incertidumbre, fragmentación, diversidad e innovación.
En cuanto al ciudadano y sus organizaciones sobre las que actúa el gobierno, éstas se transforman haciéndose más complejas y exigentes ante un Estado federal y descentralizado, democrático, participativo, electivo, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables donde están presentes principios de integridad, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad. (Constitución de
Ante lo dicho, los distintos elementos integrantes del sistema político: el Estado, las instituciones políticas y administrativas, los actores políticos y sociales, los comportamientos y la cultura política, etc., se están transformando sustancialmente y reorientando en un nuevo entorno y una nueva ciudadanía; lo cual conduce inevitablemente, entre otras consecuencias, a la necesidad de un nuevo modo de gobernar y de gerenciar lo público, en el que se desarrollen las posibilidades del gobierno al máximo, en un entorno cada vez más complejo, plural, multiescalar y en red.
La gobernabilidad como concepto y como contenido novedoso del Estado, requerido por las nuevas circunstancias y entorno deben tener una gran capacidad de respuesta y ser efectivos, además de ser sensibles ante las demandas de la gente, y efectivas en el uso de los recursos limitados para encausar estas demandas (Putnam, 1993 en Canales, Op.Cit)
La gobernabilidad, está orientada en función del ciudadano, por lo cual, éste utilizará a la mediación para lograr un empoderamiento político y administrativo a nivel local y global, para la determinación compartida de objetivos y prioridades políticas.
La gobernabilidad sitúa en el centro de sus análisis la relación de poder, y supone además una relación dialéctica entre gobernantes y gobernados que se desarrolla a través de la transformación social y política (Chevallier, 1996 en Canales, Ibídem) para desarrollar una actuación gubernamental basados más en la democracia y en las capacidades gubernamentales, que en los poderes formales. (Pierre y Peters, 2000 en Canales, Idem) Además, la gobernabilidad implicará una mayor responsabilidad de los gobiernos por sus actuaciones.
La gobernabilidad implica una nueva visión, una orientación y una forma de actuar de los gobiernos en la actualidad, por lo que no sólo se hace necesario en el cumplimiento de los fines, sino también, y sobre todo, en la coordinación, interrelación y complementariedad, entre los distintos actores y subsistemas sociales destacando como condición la transparencia y responsabilidad en materia de gerencia pública participativa.
La gobernabilidad tiene un ámbito de acción glocal, debido a los cambios en la estructura y en el funcionamiento de los gobiernos locales, fruto de la globalización se deberá desarrollar capacidades a diferentes niveles para incrementar el máximo de las oportunidades, la participación ciudadana y la mediación como forma de relación. Adquiriendo con ello el municipio un nuevo protagonismo no solo como prestadores de servicios públicos, sino también en su papel político como forjador de participación y democracia ciudadana.
La gobernabilidad local implica, una forma diferente y más compleja de gobierno local, con mayor interacción y con una democracia participativa. La calidad, eficacia, cohesión social, y los resultados satisfactorios son, además, exigencias y aspectos de una buena gobernabilidad ciudadana.
Ana María Osorio González
Núcleo de Postgrado Caracas.
Grupo S3